domingo, 3 de abril de 2011

Odio decir adiós

Aquellos maravillosos días de ingenuidad. Aquellos marcados de momentos felices y de heridas.
Todo pasó. Tan simple, tan confuso, tan fugaz.

El paso del tiempo siempre será una herida mortal, porque la costumbre es nuestra mejor aliada y nuestro peor enemigo. Porque no es fácil dejarte... porque nunca lo ha sido.

Pero la distancia, el tiempo y tu indiferencia terminarán por matarme o por hacer que te olvide. Y aunque mi mente y mi corazón prefieren lo primero, mi cuerpo es el que me guía hacia lo segundo.
Y hoy sucumbo ante mis instintos; hoy, porque no puedo mantenerme en pie sin pensar en lo que dejaré y en lo que viviré después.

No sé siquiera si viviré. No sé si aquello sin ti se pueda llamar vida.

Porque no se puede vivir sin medio corazón.

Prefiero irme y recordarte cada segundo de vida, que quedarme y no tenerte. Solo tú puedes romper con lo que mi cuerpo me obliga a seguir, solo tu podrás hacer que te recuerde. Pero hoy no lo has logrado.

Eres tú la que me haces sentirme vivo, eres tú lo que persigo, lo que quiero, lo que deseo. Tú, tus labios, tu cuerpo.  Eres la chispa que me hace estar aquí.

Te apagarás?

No hay comentarios:

Publicar un comentario