jueves, 22 de diciembre de 2011

Regalos de Navidad

Querido ... tú quien traigas los regalos de Navidad. Algunos te llaman Santa Claus, otros más te conocen como Niño Dios ... el nombre no es importante, sino el sentimiento.

Esta Navidad quiero pedirte un regalo muy egoísta, pero no sin antes decirte algo que supongo no leerás en todas las cartas que te llegan:

Este año, como todos los anteriores, no fui perfecto, no soy un modelo a seguir en muchas cosas, pero créeme cuando te digo sinceramente que me esfuerzo día a día por ser mejor, por ayudar, por poner a los demás antes que a mí. Se me olvida muchas veces, y lo siento. No soy una estrella blanca, ni un ángel, ni siquiera el mejor humano, pero si miras dentro ... muy dentro de mí, te encontrarás un alma brillante que refleja todo lo que deseo ser.

Perdón si te he fallado algún día, perdóname por los errores que he cometido, y si no crees que he sido lo suficientemente bueno como para recibir regalos, por lo menos concédeme este:

Te pido que me traigas una escalera, una gigante para poder visitar a aquéllos que se fueron demasiado pronto, aquellas personas que amé y no tuve la oportunidad de decirles adiós, y que sólo queda en mi memoria una imagen, una simple sombra de lo que eran, y aunque viven en mi corazón tan brillantes como lo eran, sólo te pido que me dejes llegar a ellos una vez más, el tiempo suficiente para que un adiós salga de mi boca.

Si no es posible entonces te pediré algo más. Muchas veces los regalos más grandes nos han sido dados desde hace tiempo. Yo ya no quiero nada más; únicamente que cuides esos regalos que he tenido durante toda mi vida. Cuídalos a todos: a mis padres, a mis hermanos, a mis amigos y a mis enemigos... a  todos ellos.

Pero te advierto, y perdona mi atrevimiento...
...te advierto que, si uno de ellos decide partir demasiado pronto, a aquel lugar en donde no puedo alcanzarlos...
 te pediré nuevamente una escalera.


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